“Justificar lo injustificable”
- Marisol Elias
- 3 sept
- 2 Min. de lectura
En su juventud aprendió a justificar lo injustificable. Se convenció de que la crueldad podía disfrazarse de amor y que el silencio era la única forma de sobrevivir. Durante años aceptó la figura de un hombre al que le enseñaron a llamar “padre”, aunque en lo profundo sabía que no lo era. Su trato duro y distante marcó su infancia, mientras las voces de su entorno buscaban suavizar lo insostenible: “así demuestra su cariño”, “él se preocupa porque paga las cuentas”.

Su inconsciente guardó esas narrativas como programas invisibles. Creció atrayendo personas que la traicionaban y, aun así, las justificaba. Pero la vida, con la crudeza de sus lecciones, le mostró que el dolor también puede ser un maestro. Tras años de introspección, comprendió con claridad transformadora que el amor no se mide en excusas ni en facturas pagadas, sino en cuidado, respeto y protección.
Ese fue el inicio de su ruptura interna. Reconoció que aquel hombre nunca la vio como hija, sino como la hermana de sus hijos. Esa verdad desgarró su autoestima, pero también sembró en ella la fuerza de saber que merecía un amor auténtico.
Sanar se convirtió, entonces, en el acto de aprender a poner límites, incluso cuando duele. Descubrió que el amigo de su enemigo no podía ser su amigo, y que alejarse de quienes la herían, aunque llevaran el título de familia, era un gesto de dignidad, no de rencor.
Hoy comprende que su inconsciente tradujo esas experiencias en lecciones: cuando se justifica lo injustificable, la herida se perpetúa; cuando se nombra el dolor y se marca un límite, se abre la puerta a la libertad emocional.
No se alejó por odio, sino porque eligió paz. Porque traducir el inconsciente es darle voz a lo que durante años fue silencio, y permitir que cada herida se convierta en raíz de amor propio.
Esta es precisamente la esencia de El traductor de tu inconsciente: aprender a mirar de frente esas programaciones ocultas, reconocer cómo nos han marcado, y transformarlas en un lenguaje de sanación. Cada lector puede descubrir que su historia, por dolorosa que sea, puede convertirse en el inicio de un nuevo guion de vida.
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